miércoles, 11 de noviembre de 2009

EL ARTE REGIO EN LAS ANTIGUAS CULTURAS MEXICANAS




EL ARTE REGIO EN LAS ANTIGUAS CULTURAS MEXICANAS
Ciertamente, la sa­biduría antigua de Anáhuac es formidable; este arte de naturaleza realmente objetiva, es claro que se halla asociado a la ciencia y a la religión en su forma más pura; en tiempos de las antiguas culturas Maya, Zapoteca. Tolteca, etc., nunca estuvo el arte divorciado de la religión, de la ciencia y de la filosofía.
Por medio del arte se llega directamente a la Conciencia, por medio del arte se instruye al cerebro emocional, y esto es grandioso. En los tiempos de la antigua Grecia, en Eleusis, el arte también se hallaba asociado a la reli­gión, a la filosofía y a la ciencia; en la antigua Babilonia, el arte era eminentemente místico, profundamente filosófico y también científico; en los tiempos antiguos, el arte nunca fue sub­jetivo.
En la Babilonia que floreció en otras edades, existió el Teatro, y entonces se instruían los tres centros de la máquina humana: el inte­lectual, el emocional y el motor. Bien sabemos nosotros los gnosticos que la Ley del Eterno Heptaparapar­shinok, es decir, la Ley del Siete, gobierna todo lo creado; así que, nunca faltaba en las esculturas de la antigua Babilonia, o bien en los monolitos y esculturas del México mile­nario, la sabiduría artística basada en el núme­ro siete. Si alguna de esas piezas artísticas, alguna reliquia, resulta con pequeñas roturas, fácil­mente pueden ser confundidas con algún dete­rioro ocasionado por el tiempo, pero esto se debe, precisamente, al hecho de querer llamar la atención sobre la Ley Sagrada del Hepta­paraparshinok.
En el México antiguo, glorioso, se hablaba por medio de la danza sagrada, se hablaba por medio de la palabra, y se hablaba también a tra­vés de ciertos símbolos científicos; en Babilo­nia, la música, la danza, la filosofía y la ciencia, se expresaban vivamente en el Teatro. Por medio de la danza, a través del centro motor, se instruía al centro emocional, pues fluía la emoción más pura, y a través del centro inte­lectual, se concebían ideas trascendentales y trascendentes. Se instruía al centro intelec­tual, al centro emocional y al centro motor; se usaba la danza, la palabra que iluminaba, la mística religiosa, y los tres cerebros del ser hu­mano recibían ilustración.
Las danzas de Egipto, de Grecia, de la India, de Persia, y también esas danzas extraordinarias de nuestros antepasados aztecas. La sabiduría que flore­ció en el México antiguo, es la misma de Egip­to, es la misma de la India milenaria, la tierra sagrada de los vedas; es la misma de Troya, de Roma, de Cartago. Quienes piensan erradamente que nuestros antepasados de Anáhuac adoraban ídolos, es­tán totalmente equivocados, porque México tiene una cultura extraordinaria y maravillosa que deviene de los más antiguos tiempos; bien podría México haber conquistado a Europa, para haberle enseñado la Doctrina Solar, para haberla llevado al nivel de la más alta civilización.
Frag. Samael Aun Weor